Descripción del proyecto



Alyssa, diosa fiestera y reina del beso negro
NOVEDAD!!
Por fin ha llegado la reina del beso negro!
Alyssa, diosa dominante.
23 años.
Soy una Tranx totalmente dominante o sumisa.
Me gusta cumplir todas tus fantasías.
Me encantan los tríos y orgias.
Me apasiona el sexo oral natural.
Total discreción y honradez.
Súper lechera y con la verga dura.
Amante del fetichismo y fiestas.
Te estoy esperando.
24 horas.
LITERATURA ERÓTICA
Texto extraído de «Ducha muy caliente»
Autor: Fantasy
Finalmente abandona mi pubis y se queda mirándome, lentamente acerca su rostro al mío y nuestras bocas se unen, su poderosa lengua se introduce entre mis dientes, me explora, está palpitante y ardiente, me dejo poseer por ese beso furioso. Simultáneamente me abraza, siento sus manos en mi espalda, van resbalando a causa del jabón, y llegan a mi trasero, me acaricia y me oprime contra su pubis, siento su pene enorme y erecto empujando mi vientre, nuestros cuerpos se frotan uno contra el otro, lubricados por el jabón.
Encuentra mi joyita anal, juega con ella, la oprime y da tironcitos como probando si está firme en su lugar, eso me excita sobremanera, separa mis nalgas y prueba nuevamente, finalmente toma mi trasero con una mano, con dos de sus dedos oprimiendo mi taponado agujerito y con la otra mano me sujeta la nuca, mientras casi me deja sin aliento su enorme lengua penetrando mi boca indefensa.
– Ahora tú me enjabonas, ya sabes cómo hacerlo!
– Sí, mi señor.
Admiro su cuerpo, no es demasiado musculoso, pero si muy proporcionado, lo tiene todo depilado, pero no es suave y rosado como el mío, está curtido y bronceado, y tiene algunas cicatrices de las que enorgullecerse, (…)
Lentamente lo acaricio con el jabón, está sudado y cuesta que brote la espuma, me esmero, él me deja hacer, mientras se entretiene pellizcando mis pezoncitos, o rozando mi trasero con su enorme verga erecta, como amenazando utilizarla. Deseo que este momento nunca acabe, estoy con mi macho y a su merced, y sé que lo que sigue será mucho mejor.
Llego a su pubis, al estar totalmente lampiño sus atributos masculinos resaltan, son perfectos y todo lo que una hembra puede desear, seguro muchas envidiarían mi situación.
– Ya sabes lo que sigue putita.
– Sí, mi…
No me deja terminar la frase, me toma del cabello y dirige mi cabeza a su entrepierna, me arrodillo instintivamente y abro lo más que puedo mi boca… y de un solo golpe introduce ese pedazo de carne ardiente en mí, me deja sin aliento, por un momento no puedo respirar y siento que voy a vomitar, pero no puedo, tengo la garganta ocupada por ese monstruo. Luego, lentamente comienza a retirarse y vuelvo a la vida.
Sé que le encanta hacer eso, metérmela en la boca de un golpe, como afirmando su dominio sobre mí, luego se retira y espera que comience mi labor. Espero estar a la altura, él no me da instrucciones, yo sola debo ir explorando y conociendo su reacción a cada lamida, a cada movimiento de mi lengua sobre su pene.
Comienzo por su cabezota, apoyo mi lengua sobre su agujerito y oprimo suavemente, la deslizo hacia el frenillo, lamentablemente con tanta agua y jabón ya no tiene ese sabor a macho que me encanta. Sigo recorriendo su parte inferior y simultáneamente su cabeza entra en mi boca, juego con lengua, oprimo su cabeza contra mi paladar, la succiono.
Luego lamo un costado y el otro, apoyando mis labios, como si quisiera morder, me dirijo a sus huevos, son mucho más grandes que los míos, apenas si puedo contenerlos en mi boca, los absorbo con cuidado, sé que son delicados y fácilmente el placer se puede convertir en dolor. Me esmero.
Mientras mamo su verga me sujeto firmemente de sus caderas, siento como sus músculos se van tensando, eso y los tirones que da a mi pelo, me indican que está próximo el momento culminante.
– Para putita, párate y dáme tu culo!